El humano -edificio.
El humano -edificio.
De él te voy a enseñar una gran verdad.
Es más obscuro que el final de un precipicio.
Y no tiene ni un gramo de bondad.
Que la luz del sol y la verdad iluminen tus ojos.
Para que te des cuenta de qué están hechos los corazones.
Para que toda la vida elijas los caminos luminosos.
Para que nunca caigas en tentaciones.
Somos arquitectos y obreros de vidas
Vidas que crecen y se nutren todos los días
Pasará gente que supuestamente nos ayuda a construirla.
Y todo para que nunca nadie pueda cruelmente destruirla.
El hombre-edificio.
Construir nuestra vida, se nos destinó ese oficio.
Si elegimos mal, la construcción caerá.
Y por tanto, nuestra esperanza se quebrará.
Podemos ser diferentes a los demás,
Y así el edificio pronto se terminará.
O dejarnos maldecir por la igualdad voraz,
Y pasar toda la vida en algo que nunca triunfará.
Bajo la luz del abrasante sol y de la luna creciente.
Bajo la psicología negativa que es tan potente.
Con el aullido del lobo y el canto del pájaro.
Construyendo la vida siempre, aunque nos resulte caro.
Y cuando el edificio y nosotros seamos ceniza densa.
Y ya no tengamos que arreglar esa construcción que nos tensa.
Al edificio el viento se lo llevará y la arena lo sepultará.
La tierra no sufrirá más, y el mar lo olvidará.
Andrés C.