Ocultos entre las sombras siempre vuelan.
Con luz del sol se alimentan.
Con el resplandor del fuego se alegran
Y con la sangre de mi corazón se deleitan.

Sus voces llenas de eco me buscan.
Mentes huecas y vacías prueban y degustan
Sus almas muertas y frías me persiguen.
Veo sus ojos negros y siempre me siguen.

Dónde quedaron sus sueños y sus deseos
Donde quedaron sus pensamientos y sentimientos
Me pregunto cada vez que los veo.
Díganme, dónde están su mente y su corazón, ni los entreveo.

Me dijeron que sus corazones han sido guardados
Para evitar que sigan sangrando
Que de sus mentes han sido privados
No sienten, pero siguen pensando.

Qué silenciosos se vuelven los fantasmas
No hablarán ya jamás
Con el tiempo viven y a los demás observan.
Admíralos ya, siempre se van.

No visten túnicas blancas, pero son de verdad.
No llevan a alguien al infierno, no poseen maldad.
Podrás sentir su presencia pero no su respiración.
En verdad, te producen una extraña sensación

Vivieron y sufrieron, ellos como ves murieron
En algún tiempo inclemente vivieron.
Y también a muchos sufrir vieron
Fuertes dolores y atrocidades sufrieron.

No se levantaron para vengarse
Ni están aquí para al fin alegrarse.
Vinieron a observarnos y ver cómo actuamos
Y darse cuenta que aún hoy pecamos.

Algún día estaré a su lado.
En algún lugar frío y helado.
Y veré a la humanidad,
Con toda esa banalidad.

No te preguntes qué pasará después de fallecer
No te interrogues por saber qué hubo antes de nacer
Cómo vivir bien es todo lo que tienes que saber.

Entre cielo e infierno
Entre paraíso y averno.
Entre amar u odiar.

¿Hay algún espíritu ahí?
Escuchen mis suplicas.
¿Hay algún espíritu aquí?